Con la visita del eminentísimo y reverendísimo cardenal Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, finalizó en la parroquia de San Mateo, totalmente abarrotada, el solemne quinario de acción de gracias ante las sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús de Nazareno y María Santísima de Araceli. Ha sido una ocasión extraordinaria para lucrar las indulgencias plenarias, y así lo han realizado muchas personas a lo largo de estos días, con la presencia de las reliquias de San Juan de Ávila, en cuyos textos se ha profundizado en oración y meditación.
Precisamente con las palabras del Santo, “los pobres no son vuestros que son de Dios”, inició su homilía el cardenal Amigo, que habló sobre el amor y la esperanza. Amor maternal, sin límite, de cualquier madre por sus hijos, amor maternal divino de la Virgen de Araceli hacia todos sus hijos; y ese amor lleva a la esperanza para todo un pueblo que la venera. Esperanza en su Hijo y en la palabra de Dios.
Concelebraron con el cardenal varios franciscanos y sacerdotes locales. Precisamente, han sido varios franciscanos los encargados de predicar en el quinario solemne, Fray José Arenas, Fray Miguel Chamorro, Fray Arcángel Manzano y Fray Joaquín Pacheco, actualmente, Padre Guardián del convento de la Madre de Dios en Lucena. La orden franciscana fue la primera que se estableció en la localidad, hacia 1558, y la responsable del culto en la basílica de Aracoeli de Roma.
Tras el rezo de la Salve y el Corazón Santo, la imagen de Nuestro Padre Jesús volvió en procesión de traslado hasta su Capilla en un extraordinario ambiente. El cardenal tuvo el gesto de acompañar la procesión en el primer trayecto, por la Plaza Nueva. La Virgen de Araceli, preparada ya para el traslado, quedó en la parroquia de San Mateo hasta el pasado domingo en que se celebró su tradicional romería de Subida.