A las ocho en punto de larde hacia su aparición en la plaza Nueva el paso procesional de Nuestra Amada Patrona entre el estruendo de cohetes. Previamente había ido saliendo el cortejo que la precede.
Don Francisco Burguillos Cabezas era el manijero designado por la Archicofradía para la procesión. Su cuadrilla de santeros subía a hombros, en tres tiempos, el grandioso trono y comenzaba a desfilar por el centro de la Plaza Nueva.
Iba vestida Nuestra Señora con el terno azul que le confeccionara el lucentino afincado en Écija, don Antonio Sánchez Pérez en 1987. El techo de palio y las bambalinas eran también las que ese devoto aracelitano bordara en azul a juego con el manto.
Miles de devotos aracelitanos acompañaban la procesión con sus promesas. En la presidencia, nuestro hermano mayor, don Antonio Crespillo Guardeño, acompañado del vicehermano mayor de la archicofradía nazarena, don Juan Torres Tenllado, del presidente de la Agrupación de Cofradías, don Antonio Díaz Serrano, y del hermano mayor de la cofradía de Nuestro Padre Jesús de Agonía Orando en el Huerto, don Francisco Osuna Luque, en el 25 aniversario fundacional de su hermandad. Cerrando el cortejo procesional asistía a la procesión representación completa del clero lucentino presidida por el Ilmo. Sr. vicario episcopal de la Campiña, don David Aguilera Malagón; de los juzgados de Lucena, del Ilustre Colegio de Abogados, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y la Corporación Municipal bajo mazas.
También participaban cerca de un centenar de mujeres ataviadas con el traje típico de mantilla, representaciones de la Agrupación de Cofradías de Lucena, de las hermandades filiales aracelitanas de Málaga, Sevilla y Córdoba, de la Obra Pía, dos de los antiguos hermanos mayores de la Archicofradía de la Virgen acompañando al pregonero del presente año y la Corte de Damas Aracelitanas de 2015. Acompañados musicalmente por la Banda del Santísimo Cristo de la Humillación de Lucena y la Sociedad Didáctico Musical Banda de Música de Lucena.
Finalizado el glorioso recorrido por las calles de la ciudad donde se fueron sucediendo incontables lluvias de pétalos de flor al paso de la Virgen y numerosos fandangos de Lucena, especialmente a Ella dedicados, a las once y media de la noche hacía su entrada Nuestra Señora de Araceli en la Plaza Nueva. Durante media hora se fueron sucediendo los fuegos artificiales en el cielo lucentino al tiempo que sonaban cantos aracelitanos. Y a las doce en punto finalizaba el “día grande de Lucena” con el fuerte estruendo de la tronada final y el trono de la Virgen enmarcado dentro del dintel parroquial.
Galería fotográfica de Paco Almagro