DEVOCIONARIO A MARÍA SANTÍSIMA DE ARACELI

• Patrona de Lucena y del Campo Andaluz •

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos

Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del

Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Nuestra Madre

dulcísima y Patrona Soberana, vengo a vuestros pies lleno de

amor y de confianza a suplicaros una gracia especial que ahora

es el principal anhelo de mi corazón. ¿A quién podría recurrir

mejor?¿Quién podrá obtenérmela sino tú, Madre mía?

Justamente irritado contra mí vuestro Hijo divino por

mis muchas culpas y tibieza en repararlas, si tú me presentas

ante su trono mirará tus méritos y, por ellos, tendrá

misericordia de mí, que tan poco la merezco.

Heme aquí, pues, sublime Altar del Cielo, me postro y

humillo a vuestras plantas, y os suplico intercedáis por mí,

pidiendo la gracia que deseo. Si el Señor me la concede,

alcanzadme también que haga buen uso de ella; y si en sus altos

juicios me la rehúsa, que yo adore su justicia y renuncie por su

amor a lo que por mi bien me niegue la misericordia divina.

Amén.

DÍA PRIMERO

¡Oh Virgen Santísima de Araceli! Hija predilecta de Dios

Padre: os bendigo y felicito por esta privilegiada dicha de gozar

desde el primer instante de vuestro ser purísimo y por ella os

pido me alcancéis vivos sentimientos de fe y sumisión a la

voluntad adorable del Omnipotente.

Haced, Señora y Madre mía, que mi fe se traduzca en

obras, acatando las disposiciones de la Divina Providencia, tanto

en los acontecimientos generales como en los particulares de

mis prójimos y míos. Que vea en todo la mano paternal de Dios

Nuestro Señor y la bese, resignado en las tribulaciones, alegre

en las prosperidades y agradecido siempre, sabiendo que unas y

otras han de ser instrumento de mi eterna salvación. Así sea.

Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu

vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora

y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un

principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.

Amén.

 

DÍA SEGUNDO

¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Madre Inmaculada de

Dios Hijo: os bendigo y felicito por este inmenso privilegio que

os reservó el Señor desde toda la eternidad y por él os pido me

alcancéis esperanza inquebrantable que informe todos los actos

de mi vida y los vivifique para que sean otros tantos medios de

merecimiento, recibiendo las penas y dolores como escala que

han de conducirme a la gloria perdurable, merced a los mérito

de Nuestro Señor Jesucristo y a vuestra intercesión poderosa

que me obtenga la cooperación debida de mi parte.

No me neguéis esta gracia, Madre mía, para con ella

veros en el Cielo y cantar allí vuestras alabanzas. Así sea.

Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu

vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora

y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un

principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.

Amén.

 

DÍA TERCERO

¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Esposa muy amada de

Dios Espíritu Santo: os bendigo y felicito por esta singular

prerrogativa y por ella os pido me alcancéis una caridad

ardiente que inflame mi corazón y lo consagre a buscar por

medio de las obras de celo la mayor gloria de Dios, procurando

sin cesar el bien de las almas, prodigando a mis prójimos

auxilios espirituales y materiales; enseñando el cumplimiento

de las leyes divinas, sobre todo con el ejemplo, viviendo, en fin,

vida cristiana y fervorosa, coronada por vuestra intercesión con

el don gratuito de la perseverancia hasta conseguir la felicidad

eterna. Así sea.

Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu

vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora

y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un

principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.

Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Madre mía Santísima de Araceli, mi dulce protectora; en

vuestras manos dispensadoras de gracia, como Tesorera del

Altísimo que sois, deposito mi petición (Hágase con fervor y

confianza).

Elegiste este suelo

para llenarlo de gloria,

presentando a la memoria

los prodigios de otro Cielo.

Remedio, alivio y consuelo

fuiste en todo dolor

de tu pueblo, cuyo ardor

en tu devoción se apura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Espero de vuestra bondad me alcanzareis lo que acabo de

pediros, corrigiendo cuanto en ello necesite corrección y

purificando las intenciones imperfectas que pueda tener.

Gracias os doy, amadísima patrona de Lucena; dicha y

consuelo de cuantos invocan vuestra protección. Asistidme

ahora y siempre; sed mi fortaleza en los últimos instantes de mi

vida y no permitáis que me presente en el tribunal divino sin

haber recibido a tiempo y con fervor los Santos Sacramentos

con que la Iglesia nuestra madre conforta y prepara a sus hijos

para merecer una eternidad feliz, que por vuestra intercesión

espero alcanzar. Amén.

Sol de justicia divino,

Puerta del Cielo lumbrosa,

Rosa mística piadosa,

Fuente y Ciprés peregrino.

A ti el pueblo lucentino

te aclama en sumiso anhelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu

vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora

y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Santa María de Araceli, te invoco como Madre y Salud de

los enfermos. Tú, que eres Madre de bondad, especialmente con

los bendecidos con la cruz de la enfermedad. Humildemente

recurro a ti para que, así como estuviste con tu Hijo Jesucristo a

los pies de la cruz, estés conmigo en estos momentos de dolor y

padecimiento por la enfermedad.

Ara del Cielo, Purísima María,

que sois de los tristes moradores de Lucena

el consuelo y alegría;

por venirnos de vos tantos favores:

completadla, Señora, en este día

rogando por nosotros pecadores

pues sois patrona nuestra y abogada

de Ara Coeli en tu imagen venerada.

María Santísima de Araceli, te ruego que presentes mis

súplicas a tu Divino Hijo. Sé que mi petición no será rechazada

si te dignas a rogar por mí, porque tu intercesión es poderosa

ante Dios.

Hizo Dios en ti elección

para formarse en tu ser

y quiso de ti nacer

para hacer la Redención.

Tu gloriosa Encarnación

calmó del hombre el desvelo.

(Pídase muy confiado y con fe la petición y necesidad que se

quiere alcanzar)

 

Madre mía de Araceli, en ti pongo mi confianza. En tus

benditas manos ofrezco a Dios todos los sacrificios, penas y

dolores que haya que soportar en esta enfermedad que hoy me

aflige. La acepto con todo el amor de mi corazón, como Jesús

aceptó su sufrimiento abrazando la cruz, por amor a mí. Y de

tus manos espero, también, la fuerza que día a día necesito.

Madre mía de Araceli, en ti pongo mi confianza. En tus

benditas manos ofrezco a Dios todos los sacrificios, penas y

dolores que haya que soportar en esta enfermedad que hoy me

aflige. La acepto con todo el amor de mi corazón, como Jesús

aceptó su sufrimiento abrazando la cruz, por amor a mí. Y de

tus manos espero, también, la fuerza que día a día necesito.

Torre fuerte de pureza,

castidad inmaculada,

Virgen y Madre sagrada

del Dios de la fortaleza.

Puro amor, pura belleza

que enciende en amor el hielo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Adaptación de la obra compuesta por Doña Petra Gómez

Vacas de Onieva

Lucena, 1921

LA VIRGEN: Venid a mí todos, hijos míos, que yo, Madre amorosa de las almas, os recibiré en mi presencia y llenaré de santa alegría vuestro corazón. Venid, hijos míos, soy Madre de misericordia; Madre de los justos y de los pecadores; de los que sufren y de los que sienten alegría. Mis brazos amorosos a todos están abiertos para que viniendo a ellos se unan vuestros corazones en una sola palpitación de amor; mi corazón rebosa ternura para los que acuden a mis pies a depositar en mi dulce regazo sus pesares y sus alegrías.

EL ALMA: Virgen de mi amor, encanto de mi vida, yo soy una de esas almas que buscan tu regazo adorado y quiero decirte los sentimientos de mi amor. ¡Qué bien se está a tu lado, Madre mía! En ti puse siempre mi esperanza y mi fervor. ¡Qué dulce es tener un seno como el tuyo donde reclinar la frente nublada con los sombríos pensamientos que inspira el infortunio!¡Qué consolador es tener unos momentos de tregua en los continuos pesares del alma! Buscando este rocío celeste vengo yo a tus pies sacrosantos, porque hacia ti convergen siempre las miradas de mis ojos como al eterno centro de la fe y el amor. Vengo a tener contigo unos momentos de santa conversación. Tú eres para mi corazón el grato consuelo que ambicionan mis dolores. En tus ojos, más hermosos que el primer rayo de luz que iluminó el mundo, ha encontrado la alegría mi alma cuando el dolor ha amargado mi vida. ¡Qué hermosos son tus ojos, Madre mía! Ellos, que irradian alegría y ventura, inundan mi alma de ardiente amor hacia ti; ellos me invitan a decirte mis alegrías, mis tristezas, mis proyectos para el porvenir, mis asuntos, mis negocios… eso haré. Tú serás la cariñosa confidente de mi vida y en tus lindos ojos, en esos dulces y refulgentes ojos que han iluminado tantas almas, leeré la respuesta a mi consulta, tus ojos encantadores me inspirarán el camino que debo seguir para llegar a ser digno hijo tuyo, para merecer la inefable dicha de que como Madre me mires.

LA VIRGEN: Haces bien, hijo mío, en ofrecerte a mí, en poner bajo mi custodia tu alma y tu cuerpo. Como mi Divino Hijo doy el ciento por uno por los que a mí se consagran. Grandes beneficios derramaré yo sobre ti en premio de tu determinación. Pero quiero de ti otra prueba de tu filial afecto y es que seas propagandista de mi devoción, heraldo de mis glorias. Hay en el mundo, tal vez habrá también en el círculo de tus relaciones, algunas ovejas descarriadas, almas redimidas con la preciosa sangre de mi Hijo, que es la mía, y que sin embargo de parecer buenas para el mundo van aplazando la práctica de la virtud, dilatando el tiempo de su conversión. Procura con tus palabras, y sobre todo con tu ejemplo, inspirarles mi devoción, conducirlas a mis pies, traerlas a mi altar, que yo haré lo demás. Derretiré el hielo de sus empedernidos corazones; iluminaré sus inteligencias para que despierten de su peligroso letargo, y conozcan la verdadera senda que conduce al Cielo.

EL ALMA: Haré lo que me dices, Madre mía. Traeré a tus pies a todos los que pueda para que te conozcan, te admiren y se recreen como yo en la contemplación de tu rostro encantador labrado con fibras del corazón y que es mi entusiasmo. Verán tu frente, despejada y serena como un cielo sin nubes, tus ojos hermosos y resplandecientes donde brilla una prolongada caricia de maternal cariño y cuya dulce mirada penetra hasta lo íntimo del corazón. Les enseñaré tus frescas y sonrosadas mejillas, más lindas que las rosas primaverales; tu boca, breve como un suspiro, y tus labios carmíneos entreabiertos por dulce e inefable sonrisa. Les mostraré tus divinas manos, prodigadoras de beneficios; se prenderán de la gentileza de tu cuerpo soberano. Al ver tus múltiples gracias enamorados quedarán en ti, te amarán como yo te amo y te dirán de corazón como yo te digo: ¡Bendita seas mil veces!¡Oh Virgen de Araceli! Bendita seas. Tú vives siempre en mi memoria; tu hermoso nombre es la continua plegaria de mis labios; tú eres para las almas luz, alegría, ternura y fe. Como prueba de mi amor te dedico, Madre mía, una humilde plegaria que, pobre en palabras, es rica en fervor y llegará hasta ti que no rechazas a quien con fe te invoca.

PLEGARIA

Salve, Virgen de Araceli,

Reina y Madre de Lucena,

salve, perla nacarada,

salve, cándida azucena.

Salve, rosa delicada

de perfume embriagador,

salve, eterna providencia,

del que en ti siempre confía.

Salve, sol que hasta las almas,

su brillante luz envía,

salve Virgen poderosa,

centro eterno del amor.

A tus plantas virginales,

me arrodillo palpitante,

con mi pecho de cariño,

de entusiasmo rebosante;

con la íntima alegría,

que al mirarte siento en mí;

a pedirte una vez más

el favor que de ti imploro:

que acrecientes cada día

el riquísimo tesoro,

que conservo yo en mi alma

de un amor grande hacia ti.

De ese amor la ardiente llama

sé, tú, siempre, Madre mía,

que imitando tus virtudes

sea más bueno cada día

y que siempre te venere

como Reina de mi hogar.

Tú no des en él entrada

a las penas sin consuelo;

si conviéneme tenerlas

líbrame del desconsuelo;

que la hermosa paz del alma

yo consiga disfrutar.

Y te ruego me concedas

al final de mi camino,

contemplarte cara a cara,

ver tu rostro peregrino,

esa espléndida belleza

que no tuvo ningún ser.

Que tu gracia bienhechora

en mí infundas cada día,

sé mi estrella protectora;

de mi vida faro y guía

y que no me aparte nunca

del camino del deber.

LA VIRGEN: Muy gratas me son las preces que acabas de dirigirme, expresión tierna del amor de un hijo a su madre que debe ser todo gratitud, todo cariño. Ya que tan fervorosamente me saludas, ¿no me pides nada?¿ninguna gracia necesitas? Pídeme, hijo mío lo que quieras que gustosa atenderé tu demanda. Soy dispensadora de los tesoros celestiales, el poder que mi amado Hijo me concedió es ilimitado, y también mi misericordia para los que me aman como tú dices amarme.

EL ALMA: Gracias, Madre querida, por tu oferta. Tengo mucho que pedirte relativo a mi alma y a mi cuerpo. Te pediré en primer lugar que me des tu santa bendición para que ella me alcance la de Dios. Aumenta mi fe que me proteja contra las sugestiones del ángel malo y sea la estrella que me indique el camino de la vida eterna; duplica mi esperanza que será mi áncora de salvación y me dará fortaleza en los contratiempos de la vida; haz crecer mi caridad y cual una lámpara encendida brille perpetuamente en mi pecho el resplandor de un amor eterno hacia ti; deposita en mi alma la riquísima semilla de todas las virtudes cristianas y se convierta en un santuario erigido a tu nombre. Hoy necesito de ti otra gracia que te ruego fervorosamente me concedas y que te pido de todo corazón.

(Hágase la súplica)

 

Esta es mi petición, Virgen mía. Concédeme también mi bendición para los que amo tanto, para los que componen conmigo una familia y por los que te pido cada día. Haz que vivamos todos santamente para que unidos como aquí en la tierra podamos contemplarte eternamente en el Cielo. Esto es lo que hoy espero de ti ya que a pedírtelo me has invitado.

Tengo que retirarme de tu dulce y grata compañía. Adiós, Madre mía de Araceli. Adiós mi alegría, mi esperanza, y mi consuelo. Me aparto de tu lado pero te llevo en mi alma donde tú reinas; te tengo en mi corazón donde está esculpida tu bellísima imagen; te guardo en mi memoria que me reproduce fielmente tus infinitos encantos. Por eso no siento dejarte, porque en todas partes te veo. Así como el sol alegra y vivifica las flores, tu recuerdo alegra mi alma. Tú eres la luz brillante y misteriosa que en el nublado cielo de nuestras existencias, envías a nuestros corazones los suaves resplandores de esa luz pura y hermosa. Sigue esparciendo sobre mí los destellos de tu gracia.

Adiós, Virgen de Araceli,

amorosa madre mía;

tu divina protección

dispénsame cada día.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora,

en ti fundamos Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

+ Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. También me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta Amén.

Ofrecimiento

¡Oh, Santa María de Araceli! Nuestra Madre dulcísima y patrona soberana, acudimos a tus plantas llenos de amor y de confianza a suplicaros una gracia especial que ahora es el principal anhelo de nuestro corazón. ¿A quién podría recurrir mejor, Madre mía?

Madre mía Santísima de Araceli, mi dulce protectora. En vuestras manos dispensadoras de gracia depositamos nuestra petición líbranos de la enfermedad, espanta los males, asiste a los enfermos, acoge a los difuntos y cúbrenos con tu manto protector. Gracias os doy, amantísima patrona de Lucena, dicha y consuelo de cuantos invocan vuestra protección.

Ara Sagrada, Virgen clemente, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, auxilio de los cristianos, salud de los enfermos: ruega por nosotros.

Misterios Gozosos (se contemplan lunes y sábados)

  1. LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS
  2. LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL
  3. EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS EN BELÉN
  4. LA PURIFICACIÓN DE NUESTRA SEÑORA
  5. EL NIÑO DIOS PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO

Misterios Dolorosos (se contemplan martes y viernes)

  1. JESUS ORANDO EN EL HUERTO
  2. LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR
  3. LA CORONACIÓN DE ESPINAS DE JESUS
  4. JESUS CARGA CON LA CRUZ
  5. JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Misterios Luminosos (se contemplan jueves)

  1. EL BAUTISMO EN EL JORDÁN
  2. LA AUTORREVELACIÓN EN LAS BODAS DE CANÁ
  3. EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS INVITANDO A LA

CONVERSIÓN

  1. LA TRANSFIGURACIÓN
  2. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

Misterios Gloriosos (se contemplan miércoles y domingos)

  1. LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
  2. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
  3. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
  4. LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA
  5. LA CORONACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA COMO REINA DE TODO LO CREADO

Se rezan un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria

 

Al finalizar cada misterio:

 

Ave María Purísima de Araceli

Sin pecado concebida.

María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia, en la vida y en

la muerte ampáranos gran Señora. Amén.

Gloria a María Santísima de Araceli, hija de Dios Padre,

Gloria a María Santísima de Araceli, Madre de Dios Hijo…

Gloria a María Santísima de Araceli, Esposa del Espíritu Santo…

Gloria a María Santísima de Araceli, Templo y Sagrario de la

Santísima Trinidad,

Gloria a María Santísima de Araceli, concebida sin mancha de

pecado original desde el primer instante de su purísimo ser

natural.

Amén.

LETANÍA DE LA VIRGEN

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos

Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros

Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros

Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros

Santa María, ruega por nosotros

Santa Madre de Dios, ruega por nosotros

Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros

Madre de Cristo, ruega por nosotros

Madre de la divina gracia, ruega por nosotros

Madre de la Iglesia, ruega por nosotros

Madre de la Misericordia, ruega por nosotros

Madre de la Esperanza, ruega por nosotros

Madre Purísima, ruega por nosotros

Madre castísima, ruega por nosotros

Madre siempre Virgen, ruega por nosotros

Madre Inmaculada, ruega por nosotros

Madre sin defecto, ruega por nosotros

Madre amable, ruega por nosotros

Madre admirable, ruega por nosotros

Madre del buen consejo, ruega por nosotros

Madre del Creador, ruega por nosotros

Madre del Salvador, ruega por nosotros

Virgen prudentísima, ruega por nosotros

Virgen venerable, ruega por nosotros

Virgen laudable, ruega por nosotros

Virgen poderosa, ruega por nosotros

Virgen misericordiosa, ruega por nosotros

Virgen fiel, ruega por nosotros

Espejo de justicia, ruega por nosotros

Aurora resplandeciente, ruega por nosotros

Altar del Cielo, ruega por nosotros

Trono de la eterna sabiduría, ruega por nosotros

Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros

Vaso espiritual de elección, ruega por nosotros

Vaso precioso de la gracia, ruega por nosotros

Vaso insigne de verdadera devoción, ruega por nosotros

Rosa mística, ruega por nosotros

Fuerte como la Torre de David, ruega por nosotros

Hermosa como Torre de marfil, ruega por nosotros

Casa de oro, ruega por nosotros

Arca de Alianza, ruega por nosotros

Puerta del Cielo, ruega por nosotros

Estrella de la mañana, ruega por nosotros

Salud de los enfermos, ruega por nosotros

Refugio de los pecadores, ruega por nosotros

Alivio de los migrantes, ruega por nosotros

Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros

Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros

Reina de los ángeles, ruega por nosotros

Reina de los patriarcas, ruega por nosotros

Reina de los profetas, ruega por nosotros

Reina de los apóstoles, ruega por nosotros

Reina de los mártires, ruega por nosotros

Reina de los confesores, ruega por nosotros

Reina de las vírgenes, ruega por nosotros

Reina de todos los santos, ruega por nosotros

Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros

Reina elevada al Cielo, ruega por nosotros

Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros

Reina de las familias, ruega por nosotros

Reina de la paz, ruega por nosotros

 

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos,

Señor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos,

Señor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten

misericordia de nosotros

Ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos

dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor

Jesucristo.

 

Oremos:

Señor y Dios nuestro. Te rogamos nos concedas, como a servidores tuyos, gozar siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intersección gloriosa de la bienaventurada siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de la vida presente y otórganos las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

 

Por las intenciones del Romano Pontífice: Padre Nuestro… Dios te Salve María… Gloria al Padre…

 

Intenciones por el derecho a la vida: Padre Nuestro… Dios te Salve María… Gloria al Padre…

 

Por las personas afectadas por el virus, familiares y todos

en general: Padre Nuestro… Dios te Salve María… Gloria al Padre…

 

Oración a María Santísima de Araceli

Bendita sea la Santísima Trinidad que tantas gracias le

dieron a su Hija, Madre y Esposa María Santísima de Araceli,

por los siglos de los siglos. Salve María Santísima de Araceli,

Virgen Sagrada. Salva a Lucena, salva mi alma y no nos dejes

caer en la tentación, más líbranos del mal. Amén.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Hizo Dios en ti elección

para formarse en tu ser

y quiso de ti nacer

para hacer la Redención.

Tu gloriosa Encarnación

calmó del hombre el desvelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Si Dios de gracia te llena

y en tu Concepción sagrada

de la criatura culpada

te hace romper la cadena

¿Qué hace en hacerte Lucena

la patrona de su suelo?

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

De toda gracia colmada

por la Sacra Trinidad,

ni aun cabe en la eternidad

el ser tu gracia expresada.

Gracia de Dios ensalzada,

del hombre gracia y anhelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Lleno fue tu corazón

de tanta fe y santidad

que a pesar de tu humildad

creíste la Encarnación

te bastó la Anunciación

sin querer correr el velo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Esperaste al Mesías

con humilde confianza

siento tu santa esperanza

la que terminó los días,

en tus entrañas sentías

la esperanza de tu celo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

De caridad, Virgen pura,

eres modelo sin copia

pues en ti la ofensa propia

la desechó tu ternura.

Tu caridad da ventura

al hombre en su desconsuelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Siendo Reina milagrosa,

Madre del sumo Hacedor,

tu obediencia fue mayor

que tu alteza poderosa.

Tu obediencia, Madre hermosa

cerró del pecado el vuelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Maravillosa Azucena,

torre fuerte inexpugnable,

Santo Cedro respetable,

María de gracia llena.

Sacro escudo de Lucena,

salud en su desconsuelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Siendo Reina milagrosa,

Madre del sumo Hacedor,

tu obediencia fue mayor

que tu alteza poderosa.

Tu obediencia, Madre hermosa

cerró del pecado el vuelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Maravillosa Azucena,

torre fuerte inexpugnable,

Santo Cedro respetable,

María de gracia llena.

Sacro escudo de Lucena,

salud en su desconsuelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Al decreto resignada

y del hombre al desagravio,

produjo un fiat tu labio

que nos sacó de la nada.

Fiat que dejó ensalzada

tu virtud sin paralelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

De inagotable humildad

fuente santa y abundante,

cuya humildad es constante

que te dio la postestad.

Por tu infinita bondad

calma al culpable el recelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Torre fuerte de pureza,

castidad inmaculada,

Virgen y Madre sagrada

del Dios de la fortaleza.

Puro amor, pura belleza

que enciende en amor el hielo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Inestimable portento

de misericordia suma,

de cuyo afecto no hay pluma

que describa el valimiento.

Misericordia y contento

del empíreo, mar y suelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Pues en ti la gracia y fe,

la esperanza y caridad,

la obediencia y humildad

y resignación se ve,

pues tu pureza alabé

desde este dichoso suelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Sol de justicia divino,

Puerta del Cielo lumbrosa,

Rosa mística piadosa,

Fuente y Ciprés peregrino.

A ti el pueblo lucentino

te aclama en sumiso anhelo.

Ara Sagrada del Cielo,

nuestra Madre y protectora

en ti fundamos, Señora,

nuestra esperanza y consuelo.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Oye a Lucena postrada

que te aclama su patrona

y que con gozos corona

con verse ante ti humillada.

En tu amparo confiada

los riesgos ve sin temor

al merecer tu valor

es solo lo que procura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

En hambres, secas y daños,

pestes, temblores de tierra

en la sanguinaria guerra

de aceros propios y extraños.

En tan pesarosos años,

Ara del Cielo, tu amor

nos liberta del rigor

y tu fiel pueblo asegura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Elegiste este suelo

para llenarlo de gloria,

presentando a la memoria

los prodigios de otro Cielo.

Remedio, alivio y consuelo

fuiste en todo dolor

de tu pueblo, cuyo ardor

en tu devoción se apura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Con esta esperanza cierta

a Lucena el mal no afana

porque su hermosa Soberana

de todo el mal la liberta.

Puerta del Cielo que abierta

siempre nos tiene tu amor,

oye el devoto clamor

que eterno en tus hijos dura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Venid, hijos de Lucena

a los pies del trono santo

en donde brilló el encanto

que de contento nos llena.

Con fe y esperanza plena,

venid llenos de fervor,

y Tú, Madre del Amor

del Cielo puerta segura.

Ara de Dios, Virgen pura,

dispénsanos tu favor.

Pues en vos halla consuelo

de su sentimiento y pena;

que ¡viva!, clame Lucena,

¡que viva el Ara del Cielo!

Cuando nuestro Dios prepara

que su Hijo venga al mundo;

con un saber muy profundo

quiere a una Virgen por Ara;

y pues fineza tan rara

sirve al hombre de consuelo,

que ¡viva!, clame Lucena,

¡que viva el Ara del Cielo!

su infinita discreción

quiso hacer esta elección

que de un Ara sin rotura;

y pues Ara entera y pura

solicita con anhelo

que ¡viva!, clame Lucena,

¡que viva el Ara del Cielo!

Si Ara limpia debe ser

el Ara de todo un Dios,

Ara más limpia que vos

no puede, Virgen, haber;

y pues Ara te has de ver

por de pureza modelo,

que ¡viva!, clame Lucena,

¡que viva el Ara del Cielo!

Para ser edificada

Ara pura y sin borrón

has sido en tu animación

de toda gracia colmada;

pues así santificada

te miramos sin recelo

que ¡viva, clame Lucena,

¡que viva el Ara del Cielo!

Ara de los Cielos

permitid que cante

en obsequio vuestro

con la Iglesia: Salve.

Ara fabricada

con primor y arte

para ser del Verbo.

Ara pura: Salve.

Ara en que jamás

ni pensarse cabe

cayese la mancha

de pecado: Salve.

Ara la más tersa,

y de mejor jaspe,

que el Campo de Aras

reconoce: Salve.

Ara la más pura,

más limpia y suave

que ha tenido el mundo,

ni que tendrá: Salve.

Ara tan preciosa,

que no hay quien te iguale

en valor, ni precio

ni hermosura: Salve.

Ara diamantina,

en que jamás hacen

mella los reveses

del acero: Salve.

Ara, que aventajas

en luces brillantes

al Sol y la Luna

y luceros: Salve.

Ara, que viniste

como rica nave

cargada de frutos

a Lucena: Salve.

Ara, con quien todos

los bienes (exclame

hoy mismo Lucena)

me vinieron: Salve.

Ara, que aseguras

a aquel que te hallare

que hallará la vida

y la salud: Salve.

Ara en que vincula

sus felicidades

Lucena y el reino

de Córdoba: Salve.

Ara que remedias

las necesidades

de toda Lucena

y confines: Salve.

Ara, que venera

en esa tu imagen

bella de Ara Coeli

por patrona: Salve.

Ara a quien los vivas

por plazas y calles

repite gustosa

y festiva: Salve.

Ara, que de boca

de tiernos infantes

sacas los elogios

y alabanzas: Salve.

Ara cuyo afecto

y devoción nace

con todos los hijos

de Lucena: Salve.

Ara de refugio

no nos desampares

ya que protectora

te miramos: Salve.

Hijos tuyos somos

y tú nuestra Madre:

muestra que lo eres

al decirte: Salve.

Líbranos de peste,

y de enfermedades,

para que cantemos

sin cesar la Salve.

Y por ser gustosa

y a vos agradable

su repetición

Salve, Salve, Salve.

Mira por nosotros

en aqueste valle

y para obligaros

Salve, Salve, Salve

Que tu bendición

a todos alcance

humildes pedimos

Salve, Salve, Salve

Y a cantar nos lleves

por eternidades

Dios te Salve Ara,

Ara, Dios te Salve.

Concédenos, Señora, en esta vida

tu favor y tu gracia esclarecida

oid nuestros ruegos y gemidos

penetre la oración vuestros

oidos.

Oración:

Ara del Cielo, Purísima María, que sois de los tristes

Moradores de Lucena el consuelo y alegría;

por venirnos de vos tantos favores:

completadla, Señora, en este día

rogando por nosotros pecadores pues sois patrona nuestra y

abogada de Ara Coeli en tu imagen venerada.