Nació alegre la mañana del penúltimo domingo de abril lucentino. La carretera que conduce hasta la cumbre aracelitana estaba repleta de peregrinos desde primeras horas; autobuses y coches particulares también fueron llenando el Santuario y todos sus alrededores de fieles y devotos que querían acompañar a María Santísima de Araceli en su Bajada romera hasta la ciudad.
A las once y media celebrábamos la Misa de Romeros, con el templo totalmente lleno. Los cantos del coro aracelitano de la Buena Gente acompañaron la liturgia, que estuvo presidida por el vicario parroquial de san Mateo, el Rvdo. P. don Iván Martín Tejada Hidalgo.
Entre la multitud que la aguardaba, a las tres en punto de la tarde, hacía su aparición la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz, vistiendo el traje de Pastora verde, bordado en oro por el Taller de María en el año 2003. El honor de la manijería correspondió a don Francisco Hurtado Luque y es seguro que tanto a él, como a toda su cuadrilla, guardarán en la memoria esta Bajada por la buena santería desarrollada. A partir del cruce de la carretera de bajada con la de subida fue todo el pueblo aracelitano quien llevó en sus hombros, en medio de la alegría, el trono de la Virgen, con la única interrupción del canto de la Salve que tuvo lugar, como es costumbre, en la Primera Cruz.
Fue una de esas tardes inolvidables, acariciada por la calidez del buen tiempo primaveral, y también, por las ganas de echarse a la calle de buena parte de la población. A las siete en punto, entre salvas de honor y rodeada del gentío, entraba la Virgen de Araceli en Lucena por la Puerta de la Mina, sumándose al cortejo la Corporación Municipal, Clero, Representantes de las Fuerzas de orden público, juzgados de Lucena, colegio de abogados y la nueva Corte Aracelitana. La corte de 2014, tras el relevo, esperaba a la Reina del Campo Andaluz en los balcones de la Casa de la Virgen para arrojar pétalos al paso del trono.
Acompañada por la Agrupación Musical Cristo de la Humillación desfiló, muy lucida entre el gentío, Nuestra Madre por las calles de Lucena hasta una parroquia de san Mateo abarrotada de fieles y devotos siendo recibida, con hermosas palabras de bienvenida, por el capellán y vicario episcopal de la Campiña, el Ilmo. Sr. don David Aguilera Malagón. La Coral Lucentina, como también es costumbre, entonó la Salve del Maestro Villa y el Himno oficial de Nuestra Señora, que el pueblo acompañó con emoción.
Esa noche la Virgen quedó preparada ya para este primer tramo de las Fiestas Aracelitanas 2015, entronizada sobre su dosel neogótico, luciendo el manto rojo bordado en oro que, realizado por el Taller de María, estrenara en el Año Jubilar Aracelitano de 2012.