De grandiosa y excepcional puede calificarse la Semana con Jesús y María que ha venido celebrándose del 26 al 31 de mayo en la recién recuperada iglesia de San Pedro, mártir de Verona, durante la estancia de la bendita imagen de María Santísima de Araceli. En gran estrado montado en el presbiterio se alzaban majestuosas las dos imágenes sagradas que tantísima devoción despiertan en el pueblo cristiano lucentino y de la mano del Rvdo. P. don Carlos Jesús Gallardo Panadero, vicerrector del Centro Diocesano “San Juan de Ávila” de Montilla, se han venido sucediendo, día a día, muchas actividades que han constituido una auténtica misión popular en nuestra ciudad.
Desde las siete de la mañana, hasta las once de la noche permaneció abierto el templo, exceptuando las horas del medio día, sin que en ningún momento faltaran numerosos fieles en el mismo; llegándose al lleno absoluto en los actos de la tarde y de la noche y en las dos eucaristías diarias que se celebraron.
El lunes, que era dedicado a la vida matrimonial, se iniciaban las actividades con la meditación “La vida del espíritu”. Por la tarde, el lunes, martes y miércoles, hasta las 18:30 h, estuvieron dedicados a un encuentro con los niños. La reflexión vespertina se dedicaba a la espiritualidad familiar y en la misa se renovaron las promesas matrimoniales.
La jornada del martes, dedicada a la infancia, se iniciaba con la meditación “La vida de Nazaret”; y por la tarde, continuando en la misma línea, “La infancia espiritual”.
El miércoles, dedicado a la penitencia, acogía la charla “Pecado y misericordia” por la mañana y por la tarde “El sacramento del perdón”. Se cerraba el día con una celebración comunitaria de la penitencia.
La eucaristía era el eje catequético del jueves. Se iniciaba el día con la meditación “La oración eucarística” y por la tarde “La eucaristía”. Tras la misa de la noche tuvo lugar una concurridísima vigilia eucarística.
Terminaba don Carlos Jesús el viernes con las reflexiones “A Jesús por María” y “Discípulos del Nazareno”. Por la tarde tuvo lugar, además, un encuentro con jóvenes; y por la noche, al término de la misa, el Miserere a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
La jornada matinal del sábado acogió primeras comuniones y la despedida de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Lucena en su salida en peregrinación hacía las marismas de Almonte. Por la tarde se celebraron confirmaciones ante las sagradas imágenes y a las nueve de la noche tuvo lugar la tradicional Misa de Despedida de Nuestra Amada Patrona que finalizaba con el canto de la Salve, el himno aracelitano y el cántico “Adiós, Madre querida”.
Foto: Joaquín Ferrer López de Ahumada