Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Nuestra Madre
dulcísima y Patrona Soberana, vengo a vuestros pies lleno de
amor y de confianza a suplicaros una gracia especial que ahora
es el principal anhelo de mi corazón. ¿A quién podría recurrir
mejor?¿Quién podrá obtenérmela sino tú, Madre mía?
Justamente irritado contra mí vuestro Hijo divino por
mis muchas culpas y tibieza en repararlas, si tú me presentas
ante su trono mirará tus méritos y, por ellos, tendrá
misericordia de mí, que tan poco la merezco.
Heme aquí, pues, sublime Altar del Cielo, me postro y
humillo a vuestras plantas, y os suplico intercedáis por mí,
pidiendo la gracia que deseo. Si el Señor me la concede,
alcanzadme también que haga buen uso de ella; y si en sus altos
juicios me la rehúsa, que yo adore su justicia y renuncie por su
amor a lo que por mi bien me niegue la misericordia divina.
Amén.
DÍA PRIMERO
¡Oh Virgen Santísima de Araceli! Hija predilecta de Dios
Padre: os bendigo y felicito por esta privilegiada dicha de gozar
desde el primer instante de vuestro ser purísimo y por ella os
pido me alcancéis vivos sentimientos de fe y sumisión a la
voluntad adorable del Omnipotente.
Haced, Señora y Madre mía, que mi fe se traduzca en
obras, acatando las disposiciones de la Divina Providencia, tanto
en los acontecimientos generales como en los particulares de
mis prójimos y míos. Que vea en todo la mano paternal de Dios
Nuestro Señor y la bese, resignado en las tribulaciones, alegre
en las prosperidades y agradecido siempre, sabiendo que unas y
otras han de ser instrumento de mi eterna salvación. Así sea.
Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un
principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.
Amén.
DÍA SEGUNDO
¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Madre Inmaculada de
Dios Hijo: os bendigo y felicito por este inmenso privilegio que
os reservó el Señor desde toda la eternidad y por él os pido me
alcancéis esperanza inquebrantable que informe todos los actos
de mi vida y los vivifique para que sean otros tantos medios de
merecimiento, recibiendo las penas y dolores como escala que
han de conducirme a la gloria perdurable, merced a los mérito
de Nuestro Señor Jesucristo y a vuestra intercesión poderosa
que me obtenga la cooperación debida de mi parte.
No me neguéis esta gracia, Madre mía, para con ella
veros en el Cielo y cantar allí vuestras alabanzas. Así sea.
Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un
principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.
Amén.
DÍA TERCERO
¡Oh, Virgen Santísima de Araceli! Esposa muy amada de
Dios Espíritu Santo: os bendigo y felicito por esta singular
prerrogativa y por ella os pido me alcancéis una caridad
ardiente que inflame mi corazón y lo consagre a buscar por
medio de las obras de celo la mayor gloria de Dios, procurando
sin cesar el bien de las almas, prodigando a mis prójimos
auxilios espirituales y materiales; enseñando el cumplimiento
de las leyes divinas, sobre todo con el ejemplo, viviendo, en fin,
vida cristiana y fervorosa, coronada por vuestra intercesión con
el don gratuito de la perseverancia hasta conseguir la felicidad
eterna. Así sea.
Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un
principio, ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Madre mía Santísima de Araceli, mi dulce protectora; en
vuestras manos dispensadoras de gracia, como Tesorera del
Altísimo que sois, deposito mi petición (Hágase con fervor y
confianza).
Elegiste este suelo
para llenarlo de gloria,
presentando a la memoria
los prodigios de otro Cielo.
Remedio, alivio y consuelo
fuiste en todo dolor
de tu pueblo, cuyo ardor
en tu devoción se apura.
Ara de Dios, Virgen pura,
dispénsanos tu favor.
Espero de vuestra bondad me alcanzareis lo que acabo de
pediros, corrigiendo cuanto en ello necesite corrección y
purificando las intenciones imperfectas que pueda tener.
Gracias os doy, amadísima patrona de Lucena; dicha y
consuelo de cuantos invocan vuestra protección. Asistidme
ahora y siempre; sed mi fortaleza en los últimos instantes de mi
vida y no permitáis que me presente en el tribunal divino sin
haber recibido a tiempo y con fervor los Santos Sacramentos
con que la Iglesia nuestra madre conforta y prepara a sus hijos
para merecer una eternidad feliz, que por vuestra intercesión
espero alcanzar. Amén.
Sol de justicia divino,
Puerta del Cielo lumbrosa,
Rosa mística piadosa,
Fuente y Ciprés peregrino.
A ti el pueblo lucentino
te aclama en sumiso anhelo.
Ara Sagrada del Cielo,
nuestra Madre y protectora
en ti fundamos, Señora,
nuestra esperanza y consuelo.
Dios te Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén.