En este primer domingo de Adviento, peregrinaban hasta las plantas de la Madre Dulce y Buena de Araceli las dos secciones de Adoración Nocturna lucentina. Y dejaban, en recuerdo del acto, para el servicio de altar, un magnífico cáliz donde habrá de convertirse, en cada celebración eucarística, el vino en la Sangre de Cristo.
Nuestro más sincero agradecimiento a tan acertado presente.
Coincidió en su visita con otra peregrinación llegada desde Umbrete (Sevilla).