Constituye un verdadero orgullo para los hermanos y devotos portar a hombros la Imagen de la Virgen de Araceli, en cualquiera de sus procesiones o traslados, pero especialmente el primer domingo de mayo. Parece ser que la imagen de la Virgen siempre bajó en parihuelas desde el Santuario a hombros, no haciéndose uso en este caso de los añejos correones que se usaron en otras hermandades lucentinas. Ciertamente la santería como tal, con sus formas y sus peculiaridades rituales no tiene más de siglo y medio, aunque es un fenómeno que hoy día se tiene como seña de identidad de Lucena.
La vestimenta del santero es también especial: se pondrá pantalón de medio ancho, la camisa blanca (sin costuras en el hombro), y las botas negras de material. A continuación se coloca una faja de unos treinta centímetro de ancha, en todo el abdomen, asegurándose de que no existan arrugas; y encima de ésta, se procede a la colocación de un cinto, con cuatro o cinco hebillas para la correcta protección de la zona lumbar y abdominal cuando se realice el esfuerzo de llevar el trono al hombro. Generalmente ayudan al santero en esta tarea una o dos personas. Una vez colocados estos atuendos es el momento de vestir la túnica blanca y el pañuelo anudado al cuello, colocado con pulcritud y elegancia. Finalmente el santero se coloca el capirote, también blanco, que se ata con cintas a la cabeza.
Para las romerías de la Virgen solamente se usa pantalón de medio ancho, camisa blanca, faja interior, cinto de material y faja exterior. Los santeros llevan un escudo de la hermandad en el pecho, constituyendo un ritual la entrega del escudo por parte del manijero. Este escudo bordado se guardará como recuerdo material de la santería.
Los santeros se reúnen periódicamente en juntas donde se realiza una convivencia en torno a un perol y al buen vino. En las juntas de santeros se prepara el desarrollo de la santería y se suelen cantar unos trovos llamados saetas de santería o “borrachunas”, fandangos y el himno dedicado a la Virgen de Araceli. En la primera junta el manijero reparte “los sitios”, es decir, el lugar debajo del trono donde cada santero debe ir en la procesión. La última junta corresponde a la marca, acto en el cual se mide la altura del hombro de cada persona al objeto de preparar unas cuñas de madera que iguale a todos a la hora de cargar el peso.
Todos los años, el penúltimo domingo de abril tiene lugar la romería de Bajada de María Santísima de Araceli desde su Real Santuario hasta la Parroquia de San Mateo. Entre los hermanos que lo tienen solicitado por escrito, la junta de gobierno de la Archicofradía designa cada año a un manijero que será el hermano encargado de “aviar” a otros 21 santeros más para bajar, sobre sus hombros, a la Señora hasta Lucena al ritmo de los tambores de la tierra.