La mañana del 20 de abril amaneció lluviosa y desapacible. El santuario se encontraba cubierto con una niebla que no se abrió a lo largo del día.
Desde bien temprano, junta de gobierno, santeros de las diferentes cuadrillas y devotos aracelitanos aguardaban, alegres y preocupados al mismo tiempo por las inclemencias meteorológicas, la salida de Nuestra Madre de su templo para su visita anual a sus queridos hijos.
A las once horas dio comienzo el rezo del Santo Rosario, que se vio gratamente sorprendido por la llegada al templo de nuestro Hermano Mayor, Antonio Crespillo, acompañado de Mª Carmen, su esposa; que vinieron a compartir con los presentes estos gratos momentos aracelitanos. Todos nos alegramos inmensamente de su presencia y de ver los progresos que ha conseguido hasta el momento, por lo cual dimos las gracias a Nuestra Madre y a su bendito Niño.
Posteriormente se rezó el Regina Coeli que dio paso a la celebración eucarística que estuvo presidida por el Ilmo. Sr. vicario episcopal de la Campiña y consiliario de esta Real Archicofradía, D. David Aguilera Malagón; acompañado por el grupo aracelitano “La buena gente” que, como siempre, amenizó gratamente la Santa Misa. En el transcurso de dicha celebración se bendijo el nuevo sagrario que preside ya el altar en el que se encuentra la Virgen de Araceli durante su estancia en nuestra ciudad.
A las tres de tarde la lluvia no remitía y, como estipula el Reglamento de Régimen Interno de esta Real Archicofradía, tras la reunión de la junta de gobierno, se acordó esperar media hora; tras lo cual se volvió a reunir y visto que había dejado de llover se acordó su salida. A las cuatro menos cuarto Nuestra Señora de Araceli salía de su santuario a hombros de la cuadrilla de santeros mandada por su manijero, D. Julián Ranchal Ranchal. A paso solemne, con orgullo y devoción fue llevada sobre sus hombros hasta la confluencia de la carretera de subida y de bajada al santuario, donde -debido a que la lluvia hizo de acto de presencia en repetidas y ocasiones, sin visos de aclarar- la Patrona del Campo Andaluz fue subida en la plataforma que tirada por un tractor conducido por don Francisco Arjona la llevó hasta la Puerta la Mina, siempre custodiada por su cuadrilla de santeros y del manijero que nunca se retiró de Ella y por miembros de la junta de gobierno de la Real Archicofradía; acompañada en todo momento desde su salida por cientos de devotos aracelitanos que no cesaron de mostrar su amor a la Madre dulce y buena a través de sus canciones y continuos piropos.
A su llegada a la Puerta la Mina, sobre las siete de la tarde, María Santísima de Araceli fue subida de nuevo a hombros de sus santeros para ser aclamada y recibida por miles de lucentinos que aguardaban ansiosos su llegada.
El pueblo de Lucena se volcó -a pesar de la lluvia- con su Amada Patrona que la siguió aclamando hasta su entrada en el templo parroquial de San Mateo, donde era esperada, para darle la bienvenida oficial, por las autoridades civiles y militares de la ciudad, encabezadas por el alcalde D. Juan Pérez Guerrero. En el interior del templo y en presencia de la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz, la señorita Carolina Araceli Muñoz Ruz, Aracelitana Mayor 2013, entregaba el testigo a la nueva Aracelitana Mayor del presente año, señorita Isabel Vigo Fernández de Villalta; lo mismo hacía posteriormente el resto de Corte de Damas Aracelitanas.
Finalmente el vicario episcopal de la Campiña y párroco de San Mateo, D. David Aguilera, acompañado de algunos miembros del clero lucentino, dio la bienvenida a la Madre Dulce y Buena con emotivas palabras que encendieron el espíritu aracelitano de los allí presentes.