Para la solemnidad del Corpus Christi, la Santísima Virgen de Araceli porta uno de los vestidos con más historia de su ajuar. Se trata del terno del Patronato, ofrendado a nuestra Madre con motivo de la ratificación de su patronato sobre la ciudad de Lucena por Pío IX en 1851.
Sobre la falda, exhibe el fajín donado por Antonio Gil, hijo del general Carlos Gil de Arévalo em 1986. Junto al rostrillo y cetro de plata, la Virgen y su Niño portan las coronas de plata sobredorada del orfebre Rafael de Martos, que las labró en 1855 empleando elementos de unas preseas de Damián de Castro.