Confiad en la Virgen y recuperad el poder de la oración
Con estas palabras centraba su homilía en la noche del tercer día de Novena a la Santísima Virgen de Araceli el obispo emérito de Málaga, Monseñor Antonio Dorado Soto. Tras visitar por la tarde el Real Santuario y admirar el camarín de la Virgen, hacia las ocho treinta horas de la tarde llegaba a la iglesia parroquial de san Mateo, donde lo esperaban junto al vicario parroquial, don Miguel Morilla Rodríguez, el hermano mayor y su junta de gobierno, quienes manifestaron su gratitud porque don Antonio, veterano pastor en varias diócesis andaluzas, honrara a la Virgen de Araceli con su predicación.
En estos tiempos de crisis económica y dificultades ante el trabajo puso como necesidad la oración a la Virgen, tal cual la invocaba San Bernardo de Claraval, como medianera de todas las gracias e intercesora ante su Hijo. En este Año Jubilar, exhortó a los hermanos de la archicofradía a vivir la Nueva Evangelización y poner la Eucaristía en el centro de la vida de la hermandad, la parroquia o el Santuario. No faltaron los antecedentes históricos de la llegada a Lucena de la Sagrada Imagen en 1562, afirmando que con Ella la gracia de Dios tocó los corazones lucentinos.
Don Antonio pidió por la Iglesia y por las vocaciones para que el Señor otorgase a nuestras diócesis sacerdotes santos e implicados en la pastoral que requiere la iglesia de hoy día.
Durante la ceremonia actuó la Coral Lucentina, con la interpretación de la Misa de Pío X. Participaron realizando lecturas y ofrendas las cuadrillas de santeros de la Virgen en su día y de la subida hasta el Santuario, miembros del Círculo Lucentino.