En la mañana del Día de la Virgen, “día grande” de Lucena, 4 de mayo, celebrábamos en las catedralicias naves de la iglesia parroquial de san Mateo, la Solemne Función religiosa que presidía el Excmo. y Rvdmo. Sr. don Demetrio Fernández González, obispo de la Diócesis, quien era acompañado en el presbiterio por el Ilmo. Sr. don David Aguilera Malagón, vicario episcopal de la Campiña, párroco de san Mateo y capellán consiliario de la Archicofradía; por el Ilmo. Sr. don Jesús Poyato Varo, vicario episcopal de la ciudad de Córdoba, y por un nutrido grupo de sacerdotes lucentinos o que actualmente prestan sus servicios en esta ciudad. Actuaba como maestro de ceremonias el Rvdo. P. guardián del convento franciscano de la Madre de Dios, fray Joaquín Pacheco Galán.La iglesia, bellamente adornada por las innumerables flores que el pueblo había depositado en la tarde anterior a las plantas de María Santísima de Araceli, presentaba un grandioso aspecto donde se combinaban los armoniosos colores con los aromas más agradables. Y presidiendo el altar, Ella, “bella como la luna y brillante como el sol”, ataviada con el manto blanco de la coronación y falda y vestido del Niño rojos.

Foto: Jesús Ruiz “Gitanito”
Asistía la Archicofradía con nuestro hermano mayor, don Antonio Crespillo Guardeño, en la presidencia; representantes de la Obra Pía; de la Corporación Municipal presidida por el Sr. Alcalde, don Juan Pérez Guerrero; la Corte de Damas Aracelitanas; representación de la Archicofradía hermana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de la Agrupación de Cofradías, de las hermandades filiales de Nuestra Señora de Araceli, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, de la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad en su 450 aniversario fundacional; pregonero, manijeros, Vocalía de Juventud, representación del Taller de María y muchísimos fieles y devotos aracelitanos que llenaban a rebosar el templo, donde se habían habilitado infinidad de sillas para acoger, lo más cómodamente, a 

cuantos asistieron a una ceremonia que se prolongaba durante más de dos horas.

Foto: Jesús Ruiz “Gitanito”

En su homilía, don Demetrio se centró en el papel de Cristo y de su Madre en el sentido de la vida cristiana, relacionando nuestra existencia con el pasaje de Emaús, donde Jesús hace el camino con nosotros y Ella ejerce como consuelo y apoyo constante ante los momentos más difíciles convirtiéndose en esperanza de vida.Resultó magistral la interpretación de la “Misa del Campo Andaluz” del maestro don Antonio Villa Álvarez de Sotomayor que fue interpretada por la Coral Lucentina y la orquesta del conservatorio profesional “Maestro Chicano Muñoz”, en el centenario de su nacimiento, dirigidos por el profesor don Víctor Nájera Sánchez.Destacamos, por último, el grupo de acólitos con cuatro ciriales, que portaron además la Cruz parroquial en las procesiones de entrada y salida, y que también participaron en la lectura evangélica, en la consagración y en la comunión haciéndolo de una manera elegante y discreta a la vez, realzando la aún más, si cabe, la celebración.