El octavo día de la Novena dedicada a María Santísima de Araceli tuvo sabor a reencuentro en la iglesia mayor parroquial de San Mateo, pues anoche presidía la eucaristía el Excmo. y Rvdmo. Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, quien durante su ministerio pastoral en la diócesis de Córdoba siempre honró a la Virgen con su presencia en la Función Solemne. Concelebraron junto al Arzobispo, en la festividad de San Matías, varios sacerdotes de la localidad y de la diócesis de Málaga, así como el vicario episcopal de la Campiña, el Ilmo. Sr. don Jesús Poyato Varo. La Virgen, después de su besamanos celebrado en la jornada anterior, vestía su terno rosa del Cincuentenario, y como es costumbre acompañó la solemnidad con sus cantos la Coral Lucentina que interpretó la Primera Misa Pontifical de Perossi.

En su homilía, el Arzobispo hizo una llamada a profundizar en la fe por encima de los sentimientos más superficiales que a poco o nada comprometen. Exhortó a los hermanos de la Archicofradía a llevar su fe y manifestarla públicamente en cualquier foro social o laboral, en la cultura, en la política, en el servicio de la función pública y en la vida diaria, para combatir lo que llamó la “religiosidad vergonzante”, que a veces hace a los católicos reprimirse ante la idea que trata de imponerse, para reducir la fe al ámbito privado. Pidió la intercesión de la Virgen para llevar a cabo la Nueva Evangelización e invitó a todos a formarse para ser luz en esta sociedad.

Antes del canto de la Salve manifestó que tenía cada día presente a la diócesis de Córdoba y a su Obispo en sus oraciones, y pidió a los devotos de la Santísima Virgen, que cuando subiesen hasta el Santuario, rezasen una salve por el Arzobispo de Sevilla.