El pasado 19 de abril, tan sólo a dos días del acto de apertura el Jubileo Aracelitano, se presentaba en la Casa de la Virgen el lienzo que habría de servir de base para realizar el cartel anunciador del Año Jubilar, ante la presencia de autoridades municipales, medios de comunicación y numeroso público.

Don Jesús Poyato Varo, capellán–consiliario y vicario episcopal de la Campiña, daba a conocer a los presentes el contenido del Decreto Penitenciario que concede este año de gracia con motivo del 450 aniversario de la presencia de la Virgen de Araceli con nosotros.

Seguidamente, nuestro hermano mayor, don Antonio Crespillo Guardeño explicó que la Junta de Gobierno tenía claro que el cartel debía ser algo diferente, una pintura, que habría de ser realizada por un artista lucentino y que debía representar una mirada hacia el pasado, el presente y el futuro de la devoción aracelitana. Para ello se le había hecho el encargo, primero de un boceto y luego del lienzo, a don Víctor Manjón-Cabeza, un artista lucentino, licenciado en Bellas Artes, que trabaja en Málaga y que se estimaba “una apuesta segura” para lograr que el cartel conectara con el pueblo aracelitano, por su estilo limpio y realista. Descubierto el lienzo por el Sr. Capellán y el Hermano Mayor, el autor del lienzo se dirigía a la Santísima Virgen de Araceli en estos términos:

“Patrona del Campo Andaluz, me he rendido ante tu imagen en ese fervor aracelitano que me lleva a plasmar la devoción del que te ha adorado desde que tu presencia se hiciera entre nosotros y te convirtieras en Madre y Señora de los lucentinos.

He querido expresar, mediante pinceladas, la oración como acto de fe hacia tu gracia y rogar, en la representación de nuestra tierra que santificas y proteges, por aquellos que ya descansan a tu lado.

Es por todo ello que me siento orgulloso hoy de haber podido celebrar, por medio de mi trabajo, este 450 aniversario de tu venida, queriendo mostrar ese milagro en nuestra Sierra de Aras, donde tu esplendor resurgió entre la tormenta; y tu belleza y júbilo han dejado las Tres Cruces en su cima, siendo hoy lugar de culto a tus fieles. Sirva de ofrenda este lienzo. Gracias”